Archivo de la etiqueta: Fotografía

Blues por el ángel caído

Todo el mundo tiene una historia sobre Chet Baker. Dicen que la primera vez que Charlie Parker le escuchó tocar, llamó a Miles Davis y Dizzie Gillespie y les dijo: “Hay un pequeño gato blanco que os va a dar muchos problemas”. Dicen que cuando le presentaron a James Dean en la calle soltó un lacónico “hola” y siguió andando. Dicen que Marilyn Monroe se sentó muchas veces en primera fila para escucharle, fascinada. Que era capaz de caminar entre París y Roma sólo para airearse un rato. Todo el mundo tiene una historia sobre Chet Baker. Si Bruce Webber rodó Let’s get lost fue para tener la suya propia.

El documental de Webber no es ni pretende ser la biografía de un genio del jazz: es un retrato. La exquisita obra maestra de un magnífico fotógrafo. La fascinante imagen –terrible, amarga y cruel– de un genio de la música y un ser humano ciertamente lamentable que a sus 57 años, cuando ya ha vuelto de todas partes, se deja filmar con un atisbo de antigua coquetería y lánguida desgana durante los que serían los últimos meses de su vida.
Let’s get lost es una película hecha de fotos, empezando por las de Bill Claxton que retrató al trompetista en su juventud, cuando fascino al mundo. Tenía belleza, carisma, una mirada capaz de de enamorar a una piedra y todo eso antes de empezar a tocar. Weber rueda esas fotos con un magnífico ritmo y las mezcla con las suyas propias: la sombra del artista en plano cenital tocando la trompeta inclinado sobre un sumidero; pasando las horas muertas en la cama, pidiendo silencio a un auditorio ante el que sólo accede a cantar para recordarse que aún no está muerto. La instantánea de un tipo con la voz más suave de la historia, que camina como canta y apenas abre los ojos al hablar, que siempre está buscando su mechero, que está más allá que aquí. La decadencia de un mito que explica con crudeza los efectos devastadores para el alma de un viaje de speedball y, de paso, como prepararlo. Que finge y miente. Que se deja ir lentamente ante la cámara como la sangre de unas muñecas en el agua de una bañera llena mientras suena un blues. Sigue leyendo

Deja un comentario

Archivado bajo Miradas de Cine

Los ojos del cine chino (no son rasgados)

El director de fotografia Christopher Doyle (drcha.) con Wobng Kar-wai.«Durante años, la mayoría de la gente no sabía que yo no era amarillo. Du Ke Feng, mi nombre chino, significa como el viento. Es un nombre extremádamente poético. Tan opuesto a este pedazo de piltrafa que soy». El caótico ser que así se define se llama Christopher Doyle y es australiano. Fue marino en Noruega, curandero chino en Tailandia, ganadero en Israel y buscó petróleo en el desierto indio. Un día, a finales de los 70, llegó a Taiwan para aprender chino, y miró a su alrededor. Treinta años más mirando Hong Kong le han convertido en uno de los directores de fotografía más respetados del mundo. Porque su lente rasgada es la responsable de las imágenes más bellas del cine oriental de hoy.

Doyle ha pasado parte del invierno en Madrid, rodando The limits of control, con Jim Jarmusch. Y esta semana vuelve. El domingo hablará con los espectadores en la Filmoteca Española, que dedica un ciclo a toda su obra durante abril y mayo. Y el lunes, impartirá un taller a sus privilegiados alumnos en La Casa Encendida. Si le perdonan su afilada ironía y prestan atención, aprenderán las claves de su estilo. Además de trasnochar, beber y vivir siempre al límite, son estas:

Sigue leyendo

Deja un comentario

Archivado bajo ADN.es, Miradas de Cine